domingo, 10 de enero de 2010

1.-RAÍCES HISTÓRICAS DE LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA







1. ROMANIZACIÓN Y CRISTIANIZACIÓN

La península ibérica fue conquista por los romanos entre el 218 y el 19 a.C., en tres fases:
• 1ª fase (218-193 a. C.) durante la Segunda Guerra Púnica, se conquistó el sur y la mitad este hasta Toletum.
• 2ª fase (193-29 a. C.) los romanos se extendieron hacia el interior tras las guerras lusitanas (Viriato) y celtíberas (154 – 133 a. de C., destrucción de Numancia).
• 3ª fase (29 al 19 a. C.) Finaliza la conquista bajo Augusto con la derrota de astures y cántabros.
Hispania es el nombre dado por los romanos a la península. Llamada por los griegos Iberia, los romanos cogieron una palabra cartaginesa que significa 'tierra de conejos”. Esta denominación pervivió y por evolución lingüística fue transformándose hasta la actual España.
La organización administrativa se estructuró en tres niveles:
• Provincia: En el 197 a. C. se dividió Hispania en Citerior y Ulterior. Augusto (27 a. C.) creó tres provincias: Lusitania, Bética y Tarraconense. Tras diversos cambios a finales del imperio la diócesis de Hispania (primer antecedente político-administrativo de España) englobaba 7 provincias: Bética, Lusitania, Gallaecia, Tarraconense, Cartaginense, Baleárica y Tingitana (N. de África).
• El conventus era una división inferior a las provincias y las civitates eran ciudades de diverso rango: colonias, municipios, federadas, etc.
Al tiempo de la conquista se produce la romanización: asimilación de la organización política, jurídica, social, económica y cultural de Roma, por los pueblos hispanos adoptando los rasgos de la civilización romana: urbanismo, derecho, religión -politeísta primero y cristiana después-, el arte, el latín, etc. En Hispania la romanización fue muy profunda aunque no homogénea (mayor cuanto más al Sur y al Este).
A pesar de las resistencias iniciales a la invasión romana (Viriato, Numancia, cántabros, astures) la romanización de Hispania aportó importantes escritores (Séneca, Marcial, Lucano) y emperadores (Trajano, Adriano, Teodosio). Los factores o agentes que determinaron la romanización fueron múltiples:
• Las vías de comunicación y el comercio: las calzadas, como la vía Augusta y la vía de la Plata, y el uso de una misma moneda favorecieron el comercio y la transmisión de ideas. Hispania destacó en minería, agricultura (aceite de oliva, vino, trigo), pesca, tejidos, caballos, cerámica y armas (Toletum).
• Urbanismo: las ciudades eran centros de decisión, producción e intercambio. La fundación de colonias (Emérita, Valentia) atrajo a colonos itálicos y a peninsulares y este contacto favoreció la romanización.
• Transformación social: el latín se impuso paulatinamente a las lenguas indígenas. La antigua sociedad tribal se deshizo y fue sustituida por el clasismo social romano basado en el patriciado, la plebe rústica y urbana y los dependientes (esclavos, libertos, colonos).
• El Ejército: los legionarios romanos que luchaban en la península contribuyeron a la romanización pues muchos se asentaron aquí. Muchos hispanos que se enrolaban en el ejército romano volvían romanizados.
• El Derecho romano y la ciudadanía romana. Prueba del grado de romanización es la concesión del derecho latino a Hispania (s.I d.C). La ciudadanía romana significaba privilegios y honor y en el 212 Caracalla la extendió a todos los habitantes libres del imperio.
• Asimilación religiosa entre dioses indígenas y romanos, tolerancia, extensión del culto imperial y de las religiones orientales (culto a Isis, maniqueísmo, mitraísmo, judaísmo, cristianismo).
Al la romanización se superpone la cristianización. La llegada a Hispania del apóstol Santiago es una leyenda y el viaje de Pablo está poco documentado. Lo seguro es que el cristianismo llegó a través del África romana con quien Hispania tenía fuertes vínculos. En cualquier caso, en el siglo III el cristianismo ya se había extendido sobre todo por las ciudades hispanas que sufrieron las persecuciones de Diocleciano y otros emperadores.
Entre los edictos de Milán (313) y Tesalónica (380), el cristianismo pasó de ser tolerado a religión oficial del Imperio Romano. En la Iglesia hispana abundaron los concilios (Elvira, Toledo) y surgieron pensadores cristianos de gran valor, como Osio, Prudencio y Orosio. En el proceso de cristianización abundaron movimientos heréticos como:
• El priscilianismo: difundido fundamentalmente por el oeste. Prisciliano, influido por el maniqueísmo, criticó la corrupción y el enriquecimiento del clero, granjeándose la simpatía de las clases populares.
• Los libeláticos: sus seguidores firmaban un documento –libelo- donde reconocían rendir culto a los dioses paganos para evitar ser perseguidos.
2.- ETAPAS DE AL-ANDALUS Y EL REINO TAIFA DE TOLEDO

Los musulmanes (árabes, sirios, bereberes) conquistaron fácilmente casi todo el territorio hispano tras el desembarco en el 711 y la victoria de las tropas de Tarik sobre los visigodos en la batalla de Guadalete. Únicamente quedaron al margen los Pirineos y la cornisa cantábrica. Las causas de tan rápido avance fueron:
• Divisiones políticas: provocadas por el carácter electivo de la monarquía visigoda.
• Descontento de la población hispanorromana hacia la aristocracia visigoda.
• Tolerancia de los musulmanes. Cristianos y judíos (“gentes del libro)”fueron tolerados a cambio del pago de un impuesto.
Las etapas políticas de Al-Ándalus fueron las siguientes:
• EMIRATO dependiente (711-756): Al-Ándalus dependía del califato omeya de Damasco como una provincia del mismo. Las rivalidades entre los gobernantes árabes y los beréberes fueron constantes.
• EMIRATO independiente (756-929): Políticamente era independiente y sólo mantenía obediencia religiosa a Bagdad. Tras la violenta desaparición del califato Omeya de Damasco a mano de los abasidas, Abderramán (Abd al-Rahmán) hijo del califa asesinado, logró escapar a Al-Ándalus y, gracias a numerosos apoyos, convertirse en el primer emir independiente. Los emires posteriores tuvieron que sofocar numerosas rebeliones internas (bereberes, muladíes y mozárabes).
• CALIFATO (929 - 1031). Término derivado de Califa, máxima autoridad política y religiosa del mundo musulmán. El emir Abderramán III se autoproclamó califa en 929 y, con ello, la independencia de Bagdad no sólo era política sino también religiosa. La dinastía omeya siguió dirigiendo el gobierno andalusí.
Abderramán III hizo vasallos y tributarios a los reinos cristianos del norte y ordenó construir la ciudad-palacio de Medi¬na Azahara. Su sucesor, Al-Hakem II, promovió la cultura y el arte (su biblioteca fue famosa) y Córdoba se convirtió con unos 200,000 habitantes en la segunda mayor ciudad europea tras Constantinopla.
En cambio Hisham II (976-1013) era un niño cuando fue proclamado califa y el gobierno era dirigido por un primer ministro conoci¬do como Almanzor (“el Victorioso”) por los cristianos. Almanzor, constructor de una dictadura militar, organizó nume¬rosas campañas militares contra los cristianos del norte entre las que destacan los saqueos de Santiago, Barcelona y León. A su muerte comenzó la crisis del Califato de Córdoba, el principio de la desintegración política de al-Ándalus (1031) y el fin del califato.
• Primeros reinos de TAIFAS (s.XI). El califato se fragmentará en varios reinos independientes denominados “taifas” y dominados por alguna de las etnias que lo componían: árabes, muladíes, beréberes y eslavos. El número de taifas fue disminuyendo ante la expansión de las más poderosas (Badajoz, Toledo o Sevilla).
Los reyes cristianos aprovecharon la división y la debilidad de los reinos de taifas para cobrarles fuertes tributos (parias) a cambio de no atacarles. El pre¬dominio militar cristiano se hizo patente con la conquista del reino taifa de Tole¬do (1085) que simboliza el lento e irreversible declive del islam peninsular.
• ALMORÁVIDES (s.XI-XII): La conquista de Toledo alarmó a los demás reinos taifas que solicitaron el auxilio de los almorávides. Éstos eran tribus saharianas que habían creado un imperio norteafricano y acudieron a la llamada de las taifas derrotando a los cristianos en Sagrajas (1086). Conscientes de la debilidad de los taifas, volvieron en el 1090 no para ayudar sino para conquistar las taifas y unificar de nuevo Al-Ándalus bajo su dominio. Frente al carácter relativamente tolerante del califato, esta época se caracterizó por su rigor religioso. Finalmente el imperio almorávide desapareció por las divisiones internas.
-Segun¬dos reinos taifas: de breve duración, surgieron tras la desaparición del imperio almorávide.
• ALMOHADES (s. XII-XIII) procedían del Atlas y, repitiendo la historia de los almorávides, consiguieron unificar Al-Ándalus. Derrotaron a los cristianos en Alarcos (1195), pero sufrieron una severa derrota en las Navas de Tolosa (1212), batalla que abrió Andalucía a la reconquista cristiana.
-Terceros reinos taifas: Tras los almohades surgieron nuevos taifas de los que sólo sobrevivió Granada.
• Reino de GRANADA (1238-1492). EI reino nazarí de Granada tuvo un de gran esplendor cultural y artístico (la Alhambra). La supervivencia del reino se debió a que los monarcas granadinos se declararon vasallos de Castilla para garantizar su independencia a cambio de tributos.

EL REINO TAIFA DE TOLEDO. Los extensos territorios alrededor de la antigua capital visigoda, Toletum, constituyeron desde el emirato una Marca Media, destinada a servir de frontera protectora contra los cristianos del Norte, junto con la Superior de Zaragoza e Inferior de Badajoz. Desafortunados en el reparto de tierras, se establecieron por el interior peninsular de la Manxa (“tierra seca”), tribus bereberes que mostraron su descontento con rebeliones. Junto a ellos estaba la población autóctona (muladíes convertidos y cristianos-mozárabes) cada vez más arabizada.
Los gobernadores de Toledo-Tulaytula mostraron en muchas ocasiones rebeldía respecto a Córdoba y ante la crisis y debilidad del Califato cordobés a partir del 1031, la clase dirigente toledana proclamó la independencia del Reino Taifa de Toledo, cuya extensión casi coincidía con la actual región castellanomanchega.
El rey taifa Al-Mamún se ganó la protección de los castellanos por el pago de las parias y afianzó su poder. La pujanza de Tulaytula como foco económico, científico y cultural fue entonces extraordinaria, hasta el punto de albergar temporalmente al exiliado rey Alfonso de León, contrayendo con Toledo una deuda de no agresión. Finalmente el reino entró en crisis, Alfonso intervino y, tras un pacto y un asedio, , Alfonso VI entraba en Toledo en 1085. Este hecho significó para muchos el principio del fin de la España musulmana.






































3.- RECONQUISTA Y MÉTODOS DE REPOBLACIÓN

Desde el 711 la península se islamizó casi en su totalidad. Solamente en el norte se formaron núcleos de resistencia que, con el tiempo, se convirtieron en los grandes reinos medievales (León, Castilla, Aragón, etc.).
RECONQUISTA. Este término se refiere tradicionalmente a la expansión de los cristianos, entre la batalla de Covadonga (722) y la toma de Granada (1492), con el supuesto objetivo de expulsar a los musulmanes y restablecer la fe cristiana. Sin embargo, el sentido religioso de esa lucha no existió hasta el s. XI cuando en la Europa cristiana surgieron las primeras cruzadas. Se pueden distinguir dos grandes fases en este proceso:
• Hegemonía musulmana s. VIII al XI (711-1031): donde se forman los primeros núcleos de resistencia:
 Asturias: donde supuestamente arranca la Reconquista (victoria de don Pelayo en Covadonga, 722). El reino asturiano se extiende por el Noroeste con capital en Oviedo. En el s. IX se descubrió la tumba del apóstol Santiago y un siglo más tarde la capital pasó a León dando lugar al reino de su mismo nombre. Más tarde el condado de Castilla se convirtió en un núcleo independiente de León.
 Pirineos: fueron conquistados por el rey franco Carlomagno y formaron la Marca Hispánica pero la mayoría de los condados pirenaicos se independizaron pronto de los francos y surgió en torno a Pamplona el reino de Navarra. Sancho III el Mayor, en el s. XI, impuso la hegemonía navarra en casi todo el territorio cristiano y a su muerte (1035) dividió su reino entre sus hijos, surgiendo así Navarra, Castilla y Aragón.
 Cataluña: Los condados pirenaicos catalanes continuaron perteneciendo a la marca hispánica de los francos hasta que en el s. IX Vifredo el Velloso, conde de Barcelona, se declara independiente.
• Hegemonía cristiana s. XII al XV (1031-1492): tras la desaparición del califato. Los hechos destacados son:
 Por la Corona de Aragón:
 Ocupación de Zaragoza por Alfonso I el Batallador (1118) y toma de Valencia (1238) por Jaime I.
 Tratado de Almizra (s.XIII): Castilla conquistará Murcia y Andalucía y Aragón se quedará con Levante.
 Por lo que respecta a Castilla:
 Conquista de Toledo (1085) por parte de Alfonso VI.
 Tras las Navas de Tolosa (1212) conquista de Andalucía por Fernando III y de Murcia por Alfonso X.
 Ocupación de Granada en 1492 por los Reyes Católicos.
REPOBLACIÓN. Proceso desarrollado en la edad media por los cristianos de la península a medida que iban ocupando los territorios a los musulmanes o las tierras de nadie (tierras fronterizas semidespobladas). El proceso no concluyó hasta 1492 con la conquista de Granada. Hay varias etapas en el proceso repoblador:
• 1ª etapa (s. VIII al siglo X): El sistema de repoblación fue la presura(o aprisio) y se dio al norte del Duero y en el piedemonte pirenaico. Consistía en la ocupación de la tierra basada en el derecho romano que convertía en propietario a quien ocupaba una tierra despoblada. La iniciativa la llevaban campesinos, nobles, monasterios así como mozárabes que huían del dominio islámico. Esta forma de repoblación generaba una sociedad de campesinos libres con pequeña propiedad (minifundio).
• 2ª etapa (s. XI y XII): Repoblación concejil. La iniciativa la llevaban los reyes que crean villas gobernadas por un concejo y con un alfoz (término municipal) muy extenso al que conceden un fuero donde se recogen derechos y privilegios para atraer pobladores a zonas peligrosas de frontera. Da lugar a un tipo de propiedad media. Este sistema se utilizó desde el valle del Duero a los Montes de Toledo y el valle del Ebro.
• 3ª etapa (siglos XIII- XV). Hay dos tipos de repoblación. Primero se dio la de las órdenes militares que avanzaron rápidamente en amplias zonas semidespobladas (la Mancha, Extremadura, Maestrazgo) que se entregaron a las órdenes para su defensa (Santiago, Calatrava, Alcántara, Temple, Montesa). Estas tierras son pobres y la repoblación creó zonas con grandes latifundios jalonados de fortalezas fronterizas.
La segunda modalidad es la de los repartimientos, tras la toma de un territorio se hacía un inventario de los bienes y se repartían entre la poderosa nobleza feudal que había ayudado a los monarcas en la reconquista. Esto explica, en parte, la abundancia de latifundios en Andalucía.
La forma como se llevó a cabo la reconquista y repoblación tendrá consecuencias en el reparto de la tierra o estructura de la propiedad que divide a España en dos grandes zonas: una basada en la pequeña y mediana propiedad al norte, y otra basada en la gran propiedad o latifundio al sur.
Ese desigual reparto de la propiedad traerá consigo la existencia de una amplia clase de campesinos sin tierra (jornaleros, braceros) constituyendo un problema estructural en la política española de los siglos XIX y XX.

4.- UNIÓN DINÁSTICA Y MONARQUÍA AUTORITARIA BAJO LOS REYES CATÓLICOS

Con los Reyes Católicos aparece el estado moderno, caracterizado por la formación de una monarquía autoritaria capaz de centralizar todo el poder en la Corona a costa de la nobleza y los municipios.
A la muerte de Enrique IV se produjo una guerra civil entre los partidarios de su hija Juana y de su hermana Isabel que acabó en 1479, Tratado de Alcáçovas, por el que Juana renunciaba al título de reina de Castilla.
Por otro lado, el matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón (1469) supuso la unión personal y dinástica de ambas Coronas pero no la unión política pues cada una mantendría sus instituciones. Isabel apenas se ocupó de los asuntos concernientes al reino de Aragón, en cambio Fernando, capacitado para el gobierno de Castilla (Concordia de Segovia 1475), se ocupó por igual de los dos reinos.
La Corona de Castilla, salvo en las provincias vascongadas y Navarra (conquistada en 1512), que conservaron instituciones propias, era más homogénea en su gobierno que la de Aragón y el poder real tendía claramente hacia el absolutismo y el centralismo. La Corona de Aragón estaba formada por los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca y el principado de Cataluña, Nápoles, Sicilia y Cerdeña. Esta corona careció de la unidad y la homogeneidad de la castellana; cada uno de sus territorios contaba con su propia organización política, administrativa, judicial, fiscal y con instituciones e incluso Cortes separadas.
La unión dinástica significa que ambas coronas conservaron sus instituciones propias y su personalidad jurídica; sólo la Inquisición tenía jurisdicción en ambos territorios. Pero los RRCC pusieron en marcha grandes reformas que dieron paso a la MONARQUÍA AUTORITARIA:
1. Administración central.
• Consejos: Asesoraban a los reyes en todo tipo de temas y aunque estaban en parte integrados por nobles y clérigos, los reyes introdujeron funcionarios con formación jurídica. El Consejo de Castilla se convirtió en el principal pero existían también otros consejos: de Aragón, Navarra, Indias, Inquisición…
• Cortes. Se redujeron sus competencias y se espaciaron sus reuniones. Solamente se convocaban para que el heredero jurara el trono y aprobar impuestos extraordinarios.
• Santa Hermandad. Se creó este cuerpo armado que velaba por la seguridad en el medio rural.
• Hacienda. Se creó el Consejo de Hacienda para aumentar y controlar la recaudación.
2. Administración municipal. Se nombraron corregidores (representantes reales) en todas las villas castellanas con el fin de vigilar los municipios y a la burguesía que dominaba los concejos.
3. Administración territorial. Se creó la figura de los Virreyes, fuera de Castilla, representantes de los reyes en cada uno de los reinos en que no estaban presentes (Aragón, Nápoles…).
4. Administración judicial. Se creó la Chancillería Real como máximo tribunal de justica.
5. Unidad religiosa mediante:
• Tribunal de la Inquisición (1478): tribunal eclesiástico de origen medieval que fue reorganizado como instrumento para alcanzar la unidad religiosa. Sus víctimas prioritarias fueron conversos (del islam y el judaísmo) y más tarde los protestantes.
• Conversión obligatoria o expulsión de los judíos (1492) y de los musulmanes (1502). Los judíos que salieron de España se llamaban sefardíes (de Sefarad, España en hebreo) y se asentaron en el norte de África y el imperio turco manteniendo costumbres y hasta el idioma español del s. XV. Con los mudéjares (musulmanes en territorio cristiano) se pasó de la tolerancia a su conversión obligatoria después. Los conversos al cristianismo fueron llamados moriscos y sufrieron racismo y marginación hasta acabar siendo expulsados en 1609.
6. Expansión exterior:
• Expansión por el Atlántico (Canarias) y por América tras los viajes de Colón.
• Expansión por el Mediterráneo: ocupación del reino de Nápoles y conquista de Melilla, Orán, etc.
• Política de enlaces matrimoniales tendentes a establecer alianzas con las monarquías europeas: Portugal, Inglaterra y Austria. Casaron a sus hijas con los objetivos fundamentales de lograr la unidad de España y aislar a Francia. Carlos, hijo de Juana “la Loca” y Felipe “el Hermoso” heredó los reinos hispánicos y extensos territorios europeos.

Objeto de intensos debates historiográficos, los Reyes Católicos, y particularmente Isabel, han sido valorados de forma muy distinta. Para unos representan la unidad de España y la defensa del catolicismo, llegando a promover incluso la canonización de Isabel, mientras que para otros representan un símbolo de la intransigencia y el fanatismo religioso.

5.-EL MOVIMIENTO COMUNERO

Se llama así al levantamiento armado desarrollado desde 1520 hasta 1522 y protagonizado por las ciudades del interior de Castilla contra el rey Carlos I. El movimiento estuvo dirigido por la pequeña nobleza y apoyado por el bajo clero, con lo que consiguió una amplia base popular. En esta lucha uniforme contra Carlos I se tenían motivaciones diferentes:
• Por parte del pueblo: que solicitaba el regreso del monarca para ocuparse de los asuntos castellanos.
• Por parte de la nobleza castellana, la defensa de sus privilegios tradicionales frente a la intromisión de la nobleza flamenca que ocupó importantes cargos políticos.
• Por parte de la burguesía el temor a perder el poder que tenía en los consejos de las ciudades y en las cortes donde, además, Carlos les exigía dinero para sus guerras fuera de la península.
• Por parte del clero, el temor al erasmismo y protestantismo traídos por extranjeros.
Carlos, nieto de los Reyes Católicos, nació y se educó en Flandes. Su nombramiento para el trono de los reinos hispánicos no fue bien recibido porque era considerado un rey extranjero rodeado de consejeros extranjeros. La situación se agravó cuando monarca forzó la votación de subsidios en las cortes ante su salida a Alemania para intentar conseguir la corona imperial, vacante tras el fallecimiento de su abuelo Maximiliano. Además, nombró a extranjeros en cargos políticos e incluso de regente, Adriano de Utrecht.
El levantamiento de los comuneros de Castilla lo encabezó Toledo- febrero 1520- con Juan Padilla y se sumaron otras ciudades como Segovia (Juan Bravo), Madrid, Zamora, Toro, Guadalajara, Ávila, Valladolid, Salamanca (Pedro Maldonado) y otras.
Los delegados reunidos en Ávila crearon una Junta Santa revolucionaria que ofreció recuperar la corona a la reina Juana y deponer a su hijo Carlos. Se elaboraron peticiones como: reunión de las cortes a intervalos establecidos, rebaja de impuestos y destitución de consejeros extranjeros. El movimiento se extendió entre los campesinos y fue adquiriendo un carácter popular y antiseñorial. Ante esta radicalización la nobleza y el alto clero abandonaron la lucha por temor a perder sus privilegios y se pusieron del lado del rey.
Al principio consiguieron los comuneros algunos éxitos pero el movimiento se fue debilitando por la superioridad del ejército real, el apoyo de la alta nobleza al rey y la negativa de la reina Juana a aceptar la Corona. El 23 de abril de 1521 los comuneros son vencidos en Villalar, sus jefes militares ejecutados y las juntas de gobierno se desintegraron en todas partes. Sólo Toledo, defendida por la viuda de Padilla, María Pacheco, resistió hasta 1522.
Al final se concedieron algunas peticiones a los sublevados, tales como la prohibición de otorgar cargos a extranjeros y que el rey permaneciese en España.
Las consecuencias fueron graves para Castilla: el poder y autoridad real en Castilla resultó indiscutible y las Cortes se convirtieron en un simple instrumento del rey; además se sellaba el pacto entre la Corona y la gran nobleza española y la industria textil castellana comenzó su decadencia al quedar desprotegida frente a los intereses de la nobleza que prefería vender la lana al extranjero antes que transformarla aquí.
Las interpretaciones sobre el movimiento son variadas. Para unos, se trata de un movimiento burgués, que se opone al fortalecimiento del poder real. Para otros es la pérdida de la autonomía castellana y su sometimiento al autoritarismo monárquico. A partir de entonces será Castilla quien pague las guerras exteriores de la monarquía hispánica y la que más sufra la decadencia de España agobiada por impuestos mayores que en otros territorios peninsulares.

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